10 consejos para hacer time-lapse

Durante los últimos tres años, he investigado y experimentado profundamente en la técnica de la fotografía time-lapse. El conocimiento adquirido me ha permitido desarrollar fantásticas imágenes que de otra forma habría sido imposible. Muchas de las personas que ven mis videos se preguntan si ellos también serían capaces de hacer tales imágenes, y la respuesta es sí. Gracias a la tecnología actual y su accesible precio, casi todo el mundo tiene acceso a una reflex digital, y no se necesita mucho más para realizar time-lapses de gran calidad.

Tanto si eres nuevo en la técnica de time-lapse como si ya tienes experiencia, estos consejos te serán muy útiles a la hora de planificar y realizar tus time-lapses. Espero que los disfrutes, y sobre todo, que los pongas en práctica.

1. Planificar, planificar, planificar. Como dice un proverbio chino, si tuviera diez horas para cortar un árbol, utilizaría siete en afilar el hacha. Si vamos a hacer un time-lapse de un atardecer, no tiene ningún sentido que hagamos 30 kilómetros en coche cargados con nuestro equipo para llegar al lugar elegido sólo dos minutos antes de que se ponga el sol. Por eso es muy importante comprobar tanto el horario de las puestas y salidas de sol, como su orientación respecto a nuestro sujeto y otros posibles elementos - luna, mareas, etc. - que puedan entrar en juego.

Una gran herramienta para ello es The Photographer’s Ephemeris. Debemos familiarizarnos con ella, observar los astros y su recorrido, planificar respecto a nuestra localización… Sólo entonces empezaremos a preparar el equipo.

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2. ¿No nos dejamos nada? Cuando uno va a hacer un time-lapse, puede pasarse varias horas encaramado a una piedra en medio de la nada, así que hay que ir bien preparado. Aun corriendo el riesgo de abusar de nuestro instinto maternal, no está de más recordar que debemos llevar agua y algo de comer. Si hace frío, calcetines de recambio, un buen abrigo, guantes… Y si hace calor, más agua, una gorra y crema protectora. Son indispensables el móvil bien cargado y algo para leer. Ah, y no nos olvidemos de la cámara y el trípode.

3. El trípode, nuestro mejor amigo. Dejad de soñar con ligeros y carísimos trípodes de carbono. Lo que realmente necesitamos es ese pesado y viejo trípode que nadie quiere acarrear. Hay que tener presente que nuestra cámara permanecerá en la misma posición durante quizá una o dos horas. El más ligero temblor o balanceo entre tomas debido al viento puede resultar en un vídeo totalmente desestabilizado. Si nuestro trípode no es lo suficientemente robusto, podemos colgarle la mochila o usar piedras para darle una mayor estabilidad y rigidez. Esto se hace imprescindible en tomas con largas exposiciones.

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4. Encuadrar es la clave. La mayoría de las veces llegamos a la localización tan entusiasmados, con tanta energía que nos cuesta visualizar la escena, buscar el encuadre adecuado. Soltad la mochila y el trípode y pasead por la zona visualizando la foto, analizando el terreno, buscando una localización con interés.

Debemos actuar como si fuésemos a hacer una única toma, como si nos hubiésemos traído un solo carrete en el que, desafortunadamente, sólo nos queda una exposición. El time-lapse es en esencia fotografía, y debemos concebirlo como tal. Si vamos pensando solamente en cómo se verá el vídeo final, pasaremos por alto los detalles que marcan la diferencia entre un buen plano y un «planazo».

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5. Ajustes básicos de cámara. Hay quien dice que lo mejor para hacer un time-lapse es seleccionar el modo de prioridad a la apertura y disparar en JPEG. Del mismo modo que nadie hace eso cuando se dispone a hacer fotografía de cierta calidad, para lograr unos resultados que destilen profesionalidad expondremos manualmente y desoiremos a nuestro amigo, el del JPEG.

Tanto el modo manual como el formato RAW nos brindarán un gran control sobre nuestra cámara y durante la postproducción. Hay que pensar que la cámara estará disparando durante un largo tiempo, por lo que si utilizamos cualquier automatismo intentará corregir automáticamente cada cambio de luz, cada fluctuación en el brillo de la escena o variación de la temperatura de color. Y si lo hemos grabado en JPEG, ya no habrá vuelta atrás.

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6. Live View. Si nuestra cámara es una SLR y disfruta de una buena autonomía, es muy recomendable usar constantemente el Live View. Al encuadrar a través de la pantalla el espejo permanecerá siempre levantado y no golpeará cuando se accione el obturador, ahorrándonos así posibles trepidaciones. Así mismo, el Live View nos permite ir visualizando nuestra toma en tiempo real. Si además activamos el histograma, ya lo tenemos todo dispuesto para acertar con la exposición.

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7. Enfocar con precisión. Es muy importante que seleccionemos el enfoque manual tanto en la cámara como en la óptica, si procede. (Si poseemos una SLR y activamos el Live View, podremos además enfocar con la lupa en el punto deseado.) En la mayoría de los «time-lapse» suelo enfocar al infinito, ya que utilizo objetivos angulares. En muchos casos, sin embargo, contaremos con elementos de interés en el primer o medio término, con lo que debemos asegurarnos de que es ahí donde enfocamos. Conocer la hiperfocal de nuestra óptica es siempre importante, ya que muchos de nuestros planos serán paisajes y es ahí donde querremos usarla.

8.- Evitar flickeos. No, no nos referimos a la conocida red social de fotografía. Por «flickeo» se conoce en la jerga al efecto indeseado que se produce en los time-lapse debido a ligeras diferencias de exposición entre tomas (de hecho, la palabra proviene del inglés «flicker», esto es, titilar). Esa diferencia se debe a que el diafragma de los objetivos automáticos, que permanece completamente abierto hasta el momento de la obturación, no siempre cierra con la misma apertura. Aunque parezca increíble, hay pequeñísimas variaciones entre toma y toma.

Para evitarlo, tenemos dos soluciones. En primer lugar, usar objetivos manuales - mi solución favorita - para asegurarnos de que el diafragma se mantiene siempre fijo en la misma posición. La segunda y más accesible consiste en desacoplar parcialmente la óptica de nuestra cámara para que se pierda así la conexión digital entre ambas, seleccionando nosotros mismos el diafragma deseado.

9. Elegir el intervalo adecuado. Quizá sea éste el punto más importante a la hora de afrontar un time-lapse. El intervalo entre tomas es el que marcará la velocidad de nuestro vídeo final. Cuanto mayor sea el intervalo, más rápido se moverán los elementos en el cuadro, y viceversa. Pero también hay que tener muy en cuenta la velocidad real a la que se mueven dichos elementos en la escena, para lo cual adaptaremos el intervalo en función de su velocidad. ¿Complicado? He aquí unas cuantas sugerencias para varias escenas típicas:

Nubes moviéndose muy despacio: un fotograma cada 20 segundos.
Nubes moviéndose deprisa: un fotograma cada 10 segundos.
Nubes moviéndose muy deprisa: un fotograma cada 5 segundos.
Gente andando por la calle: un fotograma cada 2 segundos.
Trayectoria del sol un día despejado: un fotograma cada 30 segundos.
Paisajes nocturnos, estrellas, luna, etcétera: un fotograma cada 35 segundos con exposición de 30 segundos, es decir, 5 segundos de intervalo entre tomas.

10. ¿Sabemos cuánto va a durar el time-lapse? Ésta es la segunda de las grandes variables que tenemos que calcular. En muchos casos, un partido de fútbol o un atardecer, por ejemplo, conoceremos la duración del evento. Tendremos que jugar por tanto con una relación intervalo-duración que nos dé un número de fotogramas adecuado. Por el contrario, si lo que queremos inmortalizar en el time-lapse es, por ejemplo, una cascada sin principio ni fin, el intervalo y la exposición serán los que determinen la duración de la pieza.

Unos cálculos rápidos: sabiendo que necesitamos 25 fotogramas para crear un segundo de vídeo (en el sistema PAL europeo; en Estados Unidos serían 30) y que una duración estándar de los planos sería de 10 segundos, concluimos que necesitamos 250 tomas para tener esos 10 segundos de vídeo. Por tanto, sólo tenemos que multiplicar 250 por nuestro intervalo para saber cuánto tiempo deberemos invertir en realizar el time-lapse.

Puede ocurrir que desconozcamos la duración del evento o que queramos captar toda la escena, como por ejemplo en una formación tormentosa. En estos casos, prima el intervalo: elegimos el adecuado para la escena y seleccionamos «infinito» o «cero» en el número de fotogramas de nuestro «intervalómetro». A partir de aquí, ya sólo nos queda esperar.

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